COTA CERO A RITMO DE POPURRÍ

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COTA CERO A RITMO DE POPURRÍ

Lo que sucede en las plantas bajas son el espejo del alma de los barrios. La vida en vecindad está muy condicionada con lo que los edificios ofrecen a esta cota, con lo que vemos a la altura de nuestros ojos, aquellos espacios que nos permiten encontrarnos con las vecinas y vecinos de nuestro u otro bloque día a día, con aquellos que hacen de transición entre el interior y el exterior.

¿Qué puede ocurrir en estas plantas bajas, en esta calle? Las aproximaciones a esta cuestión venidas del movimiento ‘City at the eye level’ impulsado en los Países Bajos, nos hablan de la importancia de la ‘experiencia peatonal, el comportamiento humano y las emociones’ que evocan las plantas bajas (Karssenberg, Laven, Van t’Hoff, 2016:310). En una estrategia que concibe toda la calle o barrio, en lugar de los edificios de manera separada (Karssenberg et al. 2016).

Prácticas que Jan Gehl propone en ‘La ciudad a la altura de los ojos’ (2014), dejándonos ver la necesidad de cuidar las percepciones del espacio de la ciudad a la altura de los ojos para que las ciudades sean más humanas, para que ‘la gente camine, se pare, se siente, observe, hable y escuche’ (Gehl, 2014:118). Herencia de la indiscutible aportación a otra manera de ver la ciudad de Jane Jacobs (2011).

Por su parte, ‘Everyday Urbanism’ pone en valor lo que sucede en la calle poniendo el foco, entre otros, en aquellos usos temporales, informales y no planificados que ocupan el espacio de la ciudad y que la transforman por un tiempo determinado (Oswalt, Overmeyer, Misselwitz, 2013). Asumiendo el interés de ‘encontrar posibilidades imprevistas en lugares cotidianos que requieren de invención y creatividad’ (Crawford, 2008: 15).

Imprescindible la aportación del urbanismo feminista que pone el énfasis en la vida cotidiana y de cuidados, a menudo invisibilizados, asumiendo la importancia de una comunidad consciente que sostenga las necesidades reproductivas y asuma unas cualidades del espacio urbano, apostando por garantizar proximidad, diversidad, representatividad, vitalidad y autonomía (Ciocoletto, 2014).

Mirando desde estas perspectivas, aterrizamos en el barrio de La Cooperativa, en San Juan de Aznalfarache, Sevilla. Un lugar en el que Cotidiana está desarrollando el proyecto Barrios Convivenciales ante la Emergencia Climática y Social, junto con otras entidades aliadas como ACPP, CAIS, Escuela de Arquitectura de Málaga y la Escuela de Arquitectura y Paisaje de Lille, está trabajando en colaboración con el Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache y la alianza estratégica de EMVISESA. Todo ello con el apoyo de la Fundación Daniel y Nina Carasso.

Cuando hablamos de ‘regeneración de barriadas’ de los años 60-70 nos encontramos a menudo con unos espacios entre bloques peatonales con gran potencial, algo que muchas viviendas sociales construidas posteriormente difícilmente han podido ofrecer. Si bien, es un espacio que no siempre cuenta con el uso que podrían tener, son espacios de oportunidad para repensar la vida en ‘la ciudad de los cinco minutos’ de las vecinas y vecinos que la habitan. Aquella donde los espacios de cuidado se conciban desde la diversidad que compone esta comunidad, como espacios de autonomía, inclusivos y seguros.

Se trata de una urbanización reivindicada por las asociaciones vecinales de los años 80’ al ayuntamiento del momento, tras la construcción de los bloques sobre tierra, en una lucha por un barrio digno que supuso el asfaltado de calles, la dotación de saneamiento y de mantenimiento municipal. Una movilización vecinal para ser un barrio más del municipio. A día de hoy, en una revisión que quiere dotarles todavía de más valor, vemos algunos elementos y cualidades que proponemos ser repensadas:

Prohibido jugar a la pelota


Carteles prohibiendo jugar a la pelota dejan ver la concepción de un espacio público en el que la visión de las personas adultas ha prevalecido sobre la de las personas de corta edad. La dificultad de convivencia entre personas con diferentes edades, ritmos de vida, usos y horas del día es una cuestión que requiere ser abordada desde la diversidad de realidades y miradas. No nos olvidemos que una ciudad adecuada y segura para las niñas y niños, lo será para todas las personas, humanizará el espacio (Tonucci, 2001). Así como necesario revisar la dominación del juego de la pelota sobre otros juegos más inclusivos, que dificultan el uso del espacio de manera integradora. ¿Mantenemos los carteles?

Locales vacíos

La apertura de un centro comercial ubicado cerca del barrio ha propiciado el cierre paulatino de los comercios locales, generando una importante sensación de abandono e inseguridad en estos rincones. Los pequeños comercios son buenos activadores de la vida a cota de calle, especialmente bajo edificios residenciales. Si bien, no sólo con comercios locales podemos activar la vitalidad de las plantas bajas, otros usos vinculados con oficinas, ocio o el cuidado comunitario podrían tener un impacto positivo (Karssenberg et al. 2016).

Plantas bajas ensimismadas, cerradas

Las fachadas de las plantas bajas, con usos diferentes en función de la zona del barrio, suponen un límite encerrado en sí mismo. Además de los locales vacíos comentados, encontramos garajes cerrados, que podrían ser espacios potenciales para actividades diversas, temporales, creativas y abiertas al exterior. Por otro lado, empezamos a encontrar algunas viviendas en planta baja que se protegen del exterior encerrándose en sí mismas, cuyas fachadas se podrían repensar, así como posibles espacios intermedios y de transición entre el uso público y el privado (Karssenberg et al. 2016).

Parterres acotados y desvinculados de la vida cotidiana de las familias 


Estos espacios de vegetación intercalados en la zona peatonal tienen un valor indiscutible, pero son espacios encerrados en sí mismo e innaccesibles. Plantas cuidadas por el vecindario con mayor o menor dedicación. En especial destaca ‘la huerta de Bárbara’ que ha cambiado las flores por una huerta de productos alimenticios que supone además una implicación y cuidado con mayor esmero de manera cotidiana por esta familia, y el interesante trueque que se genera con el vecindario. Pero en el resto de casos, se trata de parterres cerrados y acotados que podrían conformar espacios de encuentro y juego en entornos vegetales.

Espacios para el encuentro


Un espacio peatonal de estas dimensiones podría propiciar de manera improvisada el encuentro, la charla, la parada y, por lo tanto, espacios comunitarios al aire libre todavía más. Prevalece actualmente el tránsito y las zonas de paso frente a espacios para estar.

Superficie dura. Isla de calor urbana


El suelo, como cota cero de superficie dura, impermeable y hormigonada que potencia la ‘Isla de calor urbana’, separándose de la tierra que tiene debajo, del subsuelo sobre el que están ubicados los edificios. Sin dejar de valorar la urbanización reivindicada por la vecindad, se podría repensar la superficie del suelo, su funcionamiento y uso a nivel medioambiental para que no fomente el aumento de temperaturas altas que se sufren en el sur durante muchos meses de verano.

Fachadas aireacondicionadas


Una envolvente deficitaria provoca la reacción en el tiempo de inversiones individuales en aires acondicionados para aliviar los efectos cada vez más elevados del calor, sin ser conscientes de cómo también a su vez se está alimentando la ‘Isla de calor urbana’. Estrategias de mejora de esta envolvente resultan necesarias, pero entendiéndolo como un proceso técnico-social. Por un lado para facilitar la protección térmica, por otro para facilitar la interacción interior-exterior, vínculo entre espacio de vecindad y el espacio doméstico que, a su vez, pueda suponer mejoras en la ventilación, además de nuevas capas de relación que fomenten espacios intermedios y de protección.

El proyecto Barrios Convivenciales ante la emergencia climática y social trabaja desde el fortalecimiento del ámbito local para adaptar este barrio, como prototipo, a los retos climáticos y sociales. Asumiendo que los tejidos residenciales obsoletos tienen un valor indiscutible que hay que repensar y estimular con políticas públicas para su regeneración. Abordando para ello líneas de trabajo estratégicas como: Fortalecimiento y cuidado de la comunidad; Viviendas: espacios resilientes; Vecindad en Transición o Una ciudad de los cinco minutos.

Se propone trabajar desde la cogestión de actores: administración pública, la comunidad y las personas técnicas y, además, las Escuelas de Arquitectura, para definir qué necesitamos mejorar y cómo, en un trabajo a varias bandas, durante un tiempo relativamente dilatado como para poder asentar y entrelazar diferentes visiones y aproximaciones a esta mejora barrial, así como para que tenga incidencia real en las políticas públicas locales.

La estrategia de calle que se está llevando a cabo tiene varios formatos de acción, en una búsqueda por generar un espacio de confianza y de trabajo común entre los diferentes actores, que pueda tener en el futuro incidencia institucional y política.

En los primeros pasos se quiere poner en valor el sentimiento de comunidad, y para ello se está trabajando desde lo performático, la celebración y el juego con Cia. Dicotómica, una compañía de teatro que trabaja la comunidad con metodologías del Teatro Foro.

Unas primeras acciones sucedieron en primavera 2021, en las que tras unas entrevistas a personas clave del barrio un video-creación anunciaba la mudanza de Eva al barrio. Un personaje ficcionado, una nueva vecina que se quiere venir a vivir a la Cooperativa y que para ello hace un recorrido por las personas y rincones especiales del barrio, poniéndolos en valor, invitándonos a recibirla como una más, incidiendo en las brechas identitarias y generacionales detectadas en el mismo. (https://www.youtube.com/channel/UCKSw5QlO9pxX8piBWKBV7HA).

La temporada de otoño 2021 ha comenzado con la realización de una Verbenita donde lo performático ha seguido siendo una herramienta de inclusión de la diversidad de generaciones, vidas y culturas que viven en el barrio. Una invitación a través de juegos cooperativos para que conozcamos a vecinas y vecinos que no conocíamos hasta el momento, amenizado con unos sketches teatralizados que nos hacen reír y nos invitan a participar en la tómbola, a correr por el barrio en busca de los mensajes de la Gymkana, para terminar bailando juntas a ritmo de Popurrí.

Una antesala para la siguiente acción comunitaria, una sesión teatral ‘gastronómica’ en la que se aprovecha el hecho de cocinar juntas para realizar dinámicas teatrales colectivas. Para terminar, se planta la semilla del grupo, a través del compartir y generar acciones donde poner en valor las acciones comunitarias.

 

Actualmente se están programando próximas acciones, convencidas del estímulo que tienen las acciones performáticas para promocionar la interacción social a cota de calle, para crear espacios íntimos que permitan a las vecinas y vecinos sentirse de manera confortable y segura. Proporcionando vida y entretenimiento de manera inclusiva, gratuita, que pueda adaptar su registro, lenguaje y formato a la diversidad de sectores de población. Una manera viable de rejuvenecer el espacio de vecindad sin necesidad de nueva infraestructura, tan sólo el arte callejero (Karssenberg, Laven, Van t’Hoff, 2016:316). Acciones que serán la antesala y guía para la elaboración de estrategias de mejora para el medio-largo plazo. Propuestas que tengan repercusión en políticas públicas locales que faciliten la vida y uso de los espacios de vecindad, en cota cero, y en otras cotas, de barrios como La Cooperativa.

Bibliografía:

Ciocoletto, A; Col.lectiu Punt 6 (2014). ‘Espacios para la vida cotidiana. Auditoría de Calidad Urbana con perspectiva de Género’. Editorial Comanegra.
Gehl, J. (2014). ‘Ciudades para la gente’. Ed. Infinito 2014. Primera edición en español. 2010 edición en danesa.
Jacobs, J. (2011). ‘Muerte y vida de las grandes ciudades’. Ed. Capitán Swing
Crawford, M. (2008). ‘The current state of everyday urbanism’ en ‘Everyday Urbanism’. Editado por John Leighton Chase, Margaret Crawford, and John Kaliski. The Monacelli Press.
Oswalt, P.; Overmeyer, K.; Misselwitz, P. (2013). ‘Urban Catalist’. DOM Publishers.
Karssenberg, H.; Laven, J.; Van t’Hoff, M. (2016). ’80 Lessons to a good city at the eye level’ en ‘The city at the eye level. Lessons for street plinths’. Second and extended version. Eburon.
Tonucci, F. (2001). ‘La ciudad de los niños’. Fundación Germán Sánchez Ruipérez.
Place Making Europe
The city at the eye level

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COTIDIANA

Cotidiana es una cooperativa compuesta en la actualidad por Eva Morales y Cristina Alba, arquitectas con trayectorias complementarias que conciben la arquitectura y la ciudad integrando la perspectiva medioambiental y el del cuidado a las personas que habitan los espacios. Para ello desarrolla proyectos de arquitectura bioclimática y construcción sostenible, junto con estrategias de co-creación, diseño abierto y otros modos de gestión social del habitar desde la práctica, la investigación y la docencia.

www.cotidiana.coop