27 Oct CUIDADORES. LA IMPORTANCIA DEL CUIDADO EN LA CIUDAD
Las personas que realizamos la labor de cuidar sin remuneración a familiares en situación de discapacidad y/o dependencia severa, en muchas ocasiones no vemos salida a nuestro desgaste mental, físico, emocional y económico. Cada vez hay más abandono por parte de familiares, servicios y políticas públicas.
El tema de los cuidados ha sido difícil de abordar en las ciudades, porque está en el interior de los hogares y es totalmente invisible, frente a otras problemáticas como los asentamientos informales o las personas en situación de calle. Existen muchas personas cuidando a uno o más seres humanos en situación de dependencia severa y lamentablemente su comunidad lo desconoce; en ciudades que aíslan y no existe voluntad política sobre la situación de los cuidados, donde no cuentan con datos de la cantidad de cuidadores que existen en los territorios e información cualitativa sobre sus necesidades.
Es urgente un enfoque de los Cuidados en las Ciudades, porque cada vez hay más cuidadores/as y personas que necesitarán que los cuiden por edad, enfermedad o discapacidad. No podemos dejar que sólo sea un tema a resolver por las mujeres, que en su mayoría es a quienes les recae la tarea de cuidar. La perspectiva de género es un factor determinante cuando nos proponemos proyectar una ciudad en la que todos y todas tengamos igualdad de oportunidades y derechos. La construcción simbólica de nuestra sociedad ha sido determinada por la clasificación diferenciada entre dos sexos y dos géneros, “Hemos organizado nuestros mundos social y natural en términos de significados de género, en cuyo contexto se han construido instituciones y significados raciales, de clase y culturales” (Harding, 1996). La perspectiva histórica sobre el papel de las mujeres ha sido a través del cuidado.
El trabajo de cuidados es el más difícil de todos, porque lo haces por otro(s) y tiene graves consecuencias en la vida de la persona que cuida, como dejar de lado su propia vida. En muchos casos desencadena el síndrome del cuidador, “un trastorno que se presenta en personas que desempeñan el rol de cuidador principal de una persona dependiente. Se caracteriza por el agotamiento físico y psíquico. La persona tiene que afrontar de repente una situación nueva para la que no está preparada y que consume todo su tiempo y energía. Se considera producido por el estrés continuado (no por una situación puntual), en una lucha diaria contra la enfermedad, que puede agotar las reservas físicas y mentales del cuidador”. (NEURORHB, 2019).
Se acrecientan las muertes de los cuidadores/as, en ciudades que no prestan apoyo a los cuidados. Lo conozco personalmente, porque le ocurrió a mi propia madre, la cual fallece en el año 2017 por consecuencia del síndrome del cuidador. Pasó tanto tiempo cuidando que se le olvidó cuidarse a sí misma. No pueden continuar muriendo personas por la sobrecarga de cuidar, se necesita un apoyo transversal de los actores que conforman la ciudad, como el Estado, las familias, la sociedad civil y las empresas.
El desarrollo de Ciudades Cuidadoras ha comenzado poco a poco en España y ya existen múltiples experiencias: «Santurtzi, Ciudad Cuidadora», “Madrid, Ciudad de los Cuidados», «Zaragoza Hacia Un Modelo de Ciudad Cuidadora», “Barcelona Ciutat Cuidadora”, entre otras. En Sudamérica existen iniciativas de cuidados, pero muchas veces no responden de la perspectiva de la ciudad, sino de servicios puntuales, por lo que debe articularse integralmente a través de metodologías de intervención participativa con la comunidad, utilizando distintas estrategias y acciones, a partir de la realización de diagnósticos socio-territoriales enfocados en los cuidados. Como por ejemplo, los mapeos participativos, que “ayudan a los miembros de una comunidad a graficar visualmente cómo perciben su territorio y entorno” (Rodriguez y Martinez, 2011), o el Plan Barrio “un instrumento de opinión, negociación y estrategia para la mejora del hábitat de un barrio o lugar concreto.” (Lorenzo, s/f). Este tipo de herramientas permitirá medir situaciones de accesibilidad del espacio público, el estado de las viviendas, la movilidad… así como el impacto de futuros proyectos urbanos y habitacionales en las distintas localidades.
De la misma manera, es necesario incluir distintos instrumentos de levantamiento social en los hogares, para identificar los casos de personas que cuidan y las que están en situación de dependencia; conocer sus necesidades, historias de vida, dinámicas familiares, si son usuarios de prestaciones socio-sanitarias, etc. Lo que permitirá poder conformar una red comunitaria de servicios de cuidados, desde 4 pilares: lugar, relaciones sociales, cambios culturales y transformaciones urbanas. Esto facilitará un enfoque transdisciplinario e inclusivo para avanzar hacia ciudades que releven el rol del cuidado.